Coca-Cola puso nombres de personas en sus latas como parte de una campaña de marketing llamada "Comparte una Coca-Cola" ("Share a Coke"), que se lanzó por primera vez en Australia en 2011 y luego se expandió a muchos otros países debido a su gran éxito.
Objetivos de la campaña:
Personalización: Al poner nombres comunes en las latas y botellas, Coca-Cola hacía que el producto se sintiera más personal y cercano para los consumidores.
Interacción emocional:
Invitar a las personas a compartir una Coca-Cola con alguien cuyo nombre aparecía en el envase generaba una conexión emocional, fomentando el compartir y regalar.
Viralidad y redes sociales:
La gente comenzó a buscar su nombre o el de sus amigos, a tomarse fotos y a compartirlas en redes sociales, lo que generó una enorme publicidad gratuita.
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Incrementar ventas:
Al crear una especie de "búsqueda del nombre", muchas personas compraban varias botellas solo para encontrar la que querían.
Resultados:
Aumentaron significativamente las ventas en varios mercados.
Fue reconocida como una de las campañas de marketing más exitosas de Coca-Cola en años recientes.
La campaña se relanzó en distintas versiones con nombres, apodos, profesiones e incluso frases genéricas como "amigo", "mamá", "compañero", etc.